La prevención es la meta fundamental y más deseable para todas las enfermedades, pero en el caso de las adicciones representa un reto complejo, por el número y variedad de sustancias, sus efectos en los individuos y el contexto social y legal en que se encuentran.
Las adicciones son problemas de salud, y así son consideradas por organismos como la Organización Mundial de la Salud (OMS), las instituciones académicas y las asociaciones de profesionales de la salud de todo el mundo. Como tales, pueden y deben ser prevenidos, desarrollando además todas las acciones que permitan disminuir los daños a la salud que puedan ocasionar las sustancias adictivas.
De este modo, en el Programa de Prevención y Control de Adicciones de la SSA, las acciones se dirigen hacia el consumo de las siguientes sustancias, que representan retos particulares por los distintos problemas de salud y sociales que causan, así como por los diferentes grupos de la población que son afectados.
* El abuso en el consumo de bebidas alcohólicas y el alcoholismo.
* El tabaquismo.
* El uso no terapéutico de medicamentos psicoactivos, como los analgésicos, tranquilizantes y sedantes.
* La inhalación con fines de intoxicación de ciertos productos de uso industrial, como tíneres, pegamentos y otros disolventes.
* El uso y abuso de drogas ilegales, que incluye una variedad de sustancias con diversos grados de peligrosidad, como la mariguana, la cocaína, los alucinógenos y la heroína.
* Las nuevas drogas sintéticas como metanfetaminas.
* Las que aumentan el rendimiento deportivo como los anabólicos.
A través de esta estrategia se busca desarrollar acciones que permitan contar con los suficientes recursos y modalidades terapéuticas que demuestren ser las más adecuadas para las necesidades individuales y sociales de los que abusan de las drogas, siempre con respeto a los derechos y la integridad humana.